Solo
fue un descuido
Habían pasado
varios meses desde nuestra partida, esperábamos con ansias que Carlisle llamara
para decirnos que muy pronto estarían con nosotros, pero al parecer esto iba a
tardar un poco.
Renesmee estaba
muy diferente, no tanto en lo físico, sino en su forma de ser, ya no era la niña
risueña de siempre, aunque intentaba aparentar ser fuerte podía ver en su
mirada esos deseos grandes de llorar. Pero tenia la esperanza de que se adaptaría,
era cuestión de tiempo.
Nahuel seguía comportándose
tan amable y humilde como siempre, no iba de caza con nosotros, pues según quería
dejar de lado ese tipo de gastronomía y alimentarse de comida humana.
Edward estaba tan
feliz como nunca, su sonrisa radiante me lo demostraba. Aunque sabía que extrañaba
a su familia, pero el alejarse de Forks al parecer le había caído bien; no
porque no le gustara ese lugar sino porque estaba seguro que aquí no perdería a
Renesmee.
Yo llamaba todos
los días a Charlie, como se lo había prometido; por lo menos así no sentiría tanto
mi ausencia.
Tenia varios
meses de no llamar a mi madre. Ella de vez en cuando me enviaba algún correo electrónico,
contándome como era de grandiosa su vida. Estaba feliz, eso era lo único que me
importaba; le contestaba para que no se preocupara y no se diera la molestia de
llamar, ya que si lo hacia me pediría que le enviara fotos y era algo que no quería
hacer.
Y así era nuestra
vida en Alaska, todo parecía marchar a la perfección.
Y así pasaron cinco meses desde que salimos de
Forks.
-Deberíamos ir de
caza- Me sugirió Edward. Hace una semana que no vamos y creo que ya nos hace
falta.
-Creo que tienes razón-
Asentí
-Renesmee no
quiere ir, dijo que no tiene hambre.- dijo un poco preocupado.
-Si he notado que
esta un poco desganada. Le pediré a Nahuel que la cuide.
-Ya se lo he
dicho, y acepto.
-¡Que bien!, pues
vamos-
Nos adentramos en
el gran bosque que había en el jardín de la casa buscando algún animal
apetitoso para comer. Encontramos unos osos que no tenían tan mal sabor.
No tardamos mucho
en regresar a casa.
Cuando llegamos
Nahuel estaba en el estudio en su computadora, Renesmee lo acompañaba pero ella
estaba leyendo un gran libro que se había encontrado en la biblioteca.
-¿Cómo se porto
mi hija?- Le pregunte riendo a Nahuel
-Es un ángel- Respondió
guiñándole un ojo a Nessie. -¿Cómo estuvo la cena?- me pregunto
-Exquisita-
Conteste en tono de broma.
En eso entro una llamada y Edward alzo el teléfono.
-Estamos muy
bien, y ¿ustedes cuando piensan venir?- Hablaba muy emocionado, seguro era con
Carlisle. –¿En serio? Cuando Renesmee y Bella lo sepan se alegraran mucho.
¿Será que ya habían
decidido venir? Espero que así sea porque no me gustaba para nada el estado de ánimo
de mi hija.
-Perfecto,
estaremos en contacto.- Dijo Edward y colgó.
-¿Era Carlisle?-
Pregunte
-Si, dijo que vendrán
la próxima semana
-¡Oh! Que bueno
saberlo- Dije muy entusiasmada.
-Si debemos tener
todo listo para recibirlos- Me dijo. –Iré a contarle a Nessie.-
Ellos estaría
pronto aquí, ahora mi hija volvería a sonreír; estaba muy emocionada porque eso
pasara.
Pasaron dos días
y todo seguía tan tranquilo como siempre, Edward estaba viendo la televisión
con Nahuel, se llevaban muy bien y eso me alegraba. Renesmee estaba en el jardín
jugando con la nieve, yo la observaba desde la ventana de la cocina.
Contemplaba su
belleza, esa carita angelical que poseía. Todo aquí parecía tan seguro, jamás
me hubiera pasado por la mente lo que estaba a punto de ocurrir.
Fue solo un
momento de descuido, cuando quite la mirada de Nessie para prepararle algo de
comer.
Estaba tan
entretenida en la llegada de los Cullen, que no me di cuenta de lo que paso,
todo fue tan rápido.
Cuando alcé la
mirada para ver a mi hermosa hija, ella ya no estaba; en ese momento no me
asuste, pensé que estaba por ahí, pero de igual forma salí; no la veía por ningún
lado.
-¡Nessie!,
¡Nessie!, ¡Renesmee!- Gritaba, pero ella no aparecía.
Edward y Nahuel
salieron al escuchar mis gritos.
-¿Qué pasa
Bella?- Pregunto asustado mi esposo
-¡Renesmee no esta!,
no se donde esta, fue solo un momento que me descuide y ya no la veo- dije
desesperada.
-Bella tranquila,
debe estar por aquí- dijo Nahuel tratando de calmarme.-Iré a buscarla dentro de
la casa, tal ves entro y no te diste cuenta-
Nahuel fue a buscarla
adentro mientras Edward y yo seguíamos buscando por el inmenso jardín.
-No esta dentro.-
dijo Nahuel en un tono de preocupación.
-Iré a buscarla
al bosque- indico Edward.
-Yo iré contigo-
dijimos Nahuel y yo al mismo tiempo.
Los tres nos adentramos en el bosque, gritábamos
desesperados su nombre, pero ella no respondía a nuestro llamado.
Una hora había
pasado desde que desapareció y yo ya no sabia que hacer.
Seguimos buscando
cada vez mas profundo dentro del bosque.
-¡Por aquí!-
Escuche a Nahuel decir
Un olor muy
familiar estaba en la zona, no era el de mi hija, era otro olor, uno que no podía
descifrar en ese momento.
Seguimos el
rastro y ahora encontramos que ese olor se mezclaba con el de mi hija.
-Renesmee- dije
mirando hacia debajo de una colina.
-¡Oh por Dios!-
exclamo Edward al ver a nuestra hija.
Nuestra pequeña
Nessie, nuestra hija, el fruto de nuestro amor, estaba tirada bajo esa colina,
desmayada.

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