CAPITULO 4: ALASKA
Alaska
El viaje estuvo
tranquilo, no hubo ninguna complicación. Pude notar que mi hija estaba más
tranquila desde su último encuentro con Jacob, ya que el primero la había
dejado realmente atormentada.
También observaba
a Nahuel, tenia 150 años, o eso era lo que había dicho; en tan solo siete años
de su vida había logrado alcanzar esa apariencia de 18 años; entonces, ¿Cuánto
le faltaba a mi hija?, apenas tenía cinco meses, aunque aparentaba unos cinco años,
pero ¿esto quiere decir que tendremos que pasar aproximadamente seis años y
medio fuera de Forks hasta que ella logre esa apariencia que Aro dispuso en el
trato?
Era un largo
periodo, pero tenia que hacer todo lo posible para que mi hija se quedara
conmigo; algo en lo mas profundo de mi me decía -¿Serán suficientes seis años
para que Renesmee olvide a Jacob?, eso no era necesariamente lo que quería, no
me molestaba que ella sintiera tanto aprecio por el lobo; pero de solo pensar
en lo que Aro había dicho, me daba cuenta que la podía perder en cualquier
momento, como cuando mi padre me perdió a mi porque yo elegí a Edward.
Edward se percato
de que estaba un poco tensa, por lo que tomo mi mano suavemente y me susurro al
oído –No te preocupes por nada Bella, se que Renesmee algún día entenderá-.
Eso no lo había
pensado, ¿y si al cabo de algunos años Renesmee nos llega a odiar por haberla
alejado de su amigo?
Preferí evadir
esos pensamientos y concentrarme en el viaje, en mi familia, en nuestra nueva
vida.
Cuando llegamos a
nuestro destino, un auto nos esperaba fuera del aeropuerto, al parecer Nahuel
tenia varios contactos. A lo poco que lo había escuchado hablar, tenia varias
identidades y grandes empresas, no le gustaba vivir solo, siempre había estado
con su tía, pero ella decidió regresar a su lugar natal, él en cambio quería
cambiar de ambiente, por eso había comprado una casa en Alaska.
Llegamos rápido a
la mansión, era realmente grande y hermosa, estaba ubicada en la ciudad de
Deltana. Estaba un poco alejada de las demás casas, tan solo unos pocos
kilómetros.
Era mejor así, ya
que no nos podíamos mostrar muy a menudo ante los vecinos.
Entramos al
lugar, había una sala de televisión muy grande, en ella estaba situado un
piano, Edward se alegro al verlo; seguimos recorriendo la casa, llegamos a un
pequeño estudio, a pesar de no ser muy grande era muy cómodo y tenia una gran
biblioteca, creo que eso era lo que abarcaba la mayor parte del espacio. Las
habitaciones estaban en la segunda planta, la de Nahuel estaba al final del
pasillo, y la de nosotros a unas tres habitaciones de la de él. En total, habían
diez habitaciones, ¡eran muchas! Cada una contaba con baño propio. La de
Renesmee estaba al lado de la nuestra, era pequeña pero tenia un gran armario,
en el podría colocar toda la ropa que su tía Alice le había comprado, ya que
mientras fuimos a la Push, se había ido de compras.
-Tu casa es
preciosa- le dije a Nahuel tratando de ser cortés.
-Ahora también es
la casa de ustedes- Respondió mirándonos. –Hay un gran jardín en la parte de
atrás que se conecta con un bosque, por lo que cuando necesiten ir de caza
pueden adentrarse en él- dijo sonriendo-
-Suena estupendo-
Contesto Edward con una gran sonrisa
-Bueno, iré a
acomodar mi equipaje, supongo que ustedes harán lo mismo, nos vemos luego- dijo
mientras se encaminaba hacia su habitación.
-Yo prefiero
encargarme de acomodar mi equipaje, se que a mamá no le gusta.- pronuncio
Renesmee mientras caminaba hacia su habitación con ese mismo caminado que Alice
tenia
A Edward le
resulto gracioso y yo solo hice una mueca.
-¿Quieres ir a
conocer el jardín?- Me pregunto mi marido
-¡Claro!- Respondí.
–Renesmee tiene razón, no me gusta nada de lo que tiene que ver con ropa- dije
frunciendo el ceño.
Edward volvió a reír.
Caminamos hacia
el jardín, era verdaderamente grande. Todo estaba cubierto de nieve pero ni eso,
ni el gran frío que hacia me afectaban.
Edward me tomo de
la cintura apretándome hacia su pecho, me beso suave y tiernamente, acariciando
mi rostro.
-Te amo- le dije
-Eres la razón de
mi existencia- pronuncio, y volvió a besarme, esta vez un poco mas profundo
pero sin dejar de ser tierno.
El tiempo se me
hizo corto, estuvimos un gran rato afuera hasta que anocheció.
Decidimos entrar;
Nahuel estaba en la sala de televisión, Edward se quedo con él y yo subí a la
habitación de mi hija.
Cuando entre vi
que ya había acomodado su ropa en el gran armario, además había decorado su
cuarto a su estilo, era tan parecida a Alice.
Estaba sentada en
su cama con un cuaderno.
-¿Qué haces mi
amor?- Le pregunté
-Estoy dibujando-
se limito a responder, siempre había sido muy corta de palabras, aunque ahora
hablaba un poco mas, antes solo lo hacia por medio de su don.
-¿Y que dibujas?
-A mi tío Jake-
dijo alzando su mirada hacia mí.
En ese momento sentí
como si todavía mi corazón palpitara, y se estremeciera, aunque era algo
imposible.
-¿Lo quieres
mucho, cierto?- le pregunté aunque la respuesta era obvia.
-Si, y lo extraño
mucho- respondió con una mirada de nostalgia.
Apenas habían
pasado unas horas desde la última vez que lo había visto y ya lo estaba extrañando.
Si así estaba ella no quería imaginar como estaba Jake.
-Mami, ¿Cuándo
volveremos a Forks?- me pregunto con su inocente mirada clavada en mi.
Sabia que si le decía
que dentro de seis años seria peor.
-No lo se amor,
hasta que aparentes ser un poco mas grande- le respondí evitando su mirada.
Guardo silencio
por un rato. Luego me volvió a ver y pregunto:
-¿Y aquí tendré
amigos?
-¿Amigos?- Me
dije a mi misma, -¡rayos! No había tomado en cuenta eso- Pensé; sabía que en
Forks Renesmee no salía mucho de la casa, solo cuando iba a la Push con Jake,
pero tenia a los lobos como amigos, y a unos niños de la aldea con los que
jugaba. Pero ahora, ¿con quien contaría?, no podría salir de aquí porque la
gente notaria su crecimiento acelerado.
-Hija, no te voy
a mentir- dije tratando de buscar las palabras mas adecuadas para no sonar tan
dura. –Pero sabes que no puedes tener contacto con las personas, por lo menos
por ahora, hasta que logres tu máxima apariencia.
-Si tienes razón
mami- contesto resignada y con un tono de tristeza.
-Cuando tus tíos
y abuelos lleguen no te sentirás tan sola- dije tratándola de animar.
-Eso espero-
Musito.
-Bueno amor, es
tarde, deberías dormirte ya- le dije acercándome hacia ella para besar su
frente.
-Buenas noches
mami, te amo
-Yo te amo más.
En eso Edward
entro y beso a la niña en su frente.
-Buenas noches mi
princesa- le dijo
-Buenas noches
papi.
Salimos de la
habitación para dirigirnos hacia la nuestra.
Estuvimos mirando
por la ventana un gran rato, luego Edward comenzó a besarme y acariciarme hasta
encontrarnos desnudos, demostrándonos el gran amor que sentíamos el uno por el
otro, y que seria para toda la eternidad.

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