Buenas
noticias
Renesmee
Tres años de
vivir en Alaska, a pesar de que había pasado poco tiempo ya no recordaba del
todo como era Forks, ni mi casa, ni la de mis abuelos, ni si quiera al abuelo
Charlie.
Era como si los años
hubieran pasado en mi no solo físicamente, también en mi memoria.
Casi no recordaba
como era Jacob, ni los otros miembros de la manada.
Era como si una
gran neblina invadiera mi mente, impidiéndome recordar sus rostros.
Tenia tiempo de
no mencionar a Jake en mis conversaciones con mi familia, ni de preguntar
cuando lo volvería a ver. Quería evadir todo pensamiento que me llevara a él.
Estaba muy enojada, ¿Por qué no había venido a verme cuando tuvo la
oportunidad? Era imposible no pensar en
ese lobo, a pesar de que no lo recordaba con claridad, mi cariño por él seguía
muy presente.
Puedo recordar
cuando jugábamos en el bosque, el corría convertido en lobo y yo trataba de
alcanzarlo, era imposible, siempre fue mas rápido que yo. Recuerdo también el día
en que nos despedimos, como se altero en la Push, o cuando fue a buscarme al
aeropuerto para darme el collar, que desde entonces no me he quitado.
Pero eran solo
eso, recuerdos, cubiertos por una nieve mas abundante que la de Alaska, que no
me dejaba ver con claridad el rostro de aquel lobo al que creía mi amigo, o de
aquellos otros chicos que lo seguían, ni el de mi abuelo Charlie.
No había vuelto a
dibujar ¿para que?, ya no tenía inspiración alguna. No quiero decir que mi vida
en Alaska era del todo mal, también tenia su lado positivo.
Todo había
cambiado desde que aquel maldito vampiro me había mordido, recuerdo con
exactitud ese momento, eso es algo que se ha quedado gravado en mi mente.
Estaba jugando en
el jardín, que en ese momento estaba cubierto de una gran capa de nieve, cuando
escuche algo entre los árboles del bosque que estaba al lado de la mansión.
Me acerque
curiosa, pensé que era un animal, cuando de pronto unos ojos rojos como la
sangre se asomaron entre los arbustos.
Me asuste, di
unos pasos hacia atrás hasta que logre distinguir quien era. Sabía que lo había
visto antes. ¡Claro! Era uno de los Volturi.
-¡Hola pequeñita!-
me saludo.
-¡Hola!- me
limite a contestar.
-¿Quieres venir a
jugar conmigo?- me pregunto
Pero en su mirada
vi algo que me dio mucho miedo, por lo que me di la vuelta para huir, pero él
me tomo del brazo fuertemente, tapo mi boca con su mano y me arrastro hasta las
profundices del bosque.
Intente escapar
pero fue imposible. Él me decía:
-Hueles muy bien
Renesmee Cullen, tu sangre es apetitosa.
Fue tan rápido
todo, yo solo cerré los ojos ante mi impotencia para huir. Él clavo sus
colmillos en mi muñeca, sentí como si una especie de fuego entrara dentro de
mi, quemándome por dentro, empecé a retorcerme del dolor, me sentía débil no podía
ponerme de pie.
De pronto escuche
algo, voces… Eran mis padres, llamándome.
Intente gritar
que aquí estaba, pero la voz no me salía, vi al vampiro correr antes de que mis
padres llegaran.
Eso es lo ultimo
que recuerdo de ese suceso, creo que después quede inconciente.
Cuando desperté
estaba en mi cama, con mis padres y Nahuel a mi lado.
Se que mi padre absorbió
el veneno, él salvo mi vida, estoy segura de que si no lo hubiera hecho la
ponzoña habría acabado conmigo, aunque es algo que no esta comprobado.
Luego de haberme
recuperado satisfactoriamente, comencé a sentir cambios en mí, por ejemplo, mi
piel ya no era tan dura como antes, dicen mis padres que ahora es como la de un
humano.
Mi crecimiento se
acelero, o eso es lo que opina Nahuel. Mi abuelo Carlisle dice que la ponzoña
pudo haber alterado mi organismo.
Pero lo que se es
que mi fuerza y velocidad no se han ido, ahora me siento mas fuerte y puedo
correr mas rápido, y lo mejor de todo es que ahora mi padre no puede invadir mi
mente, que ironía decirlo pero ese vampiro Félix causo algo bueno después de
todo.
Desde que Félix
se introdujo en mi vida he sentido un profundo odio por los vampiros, no por mi
familia, ellos son diferentes, sino por todos lo chupasangres que se alimentan
de humanos. Desde entonces solo me alimento de comida que consume una persona
normal, Nahuel también lo hace, ahora nos hemos unido más.
Nahuel se ha
convertido en alguien muy especial en mi vida, recuerdo que después de ese
suceso que marco tanto mi vida él ha
cuidado de mi, jugábamos a las escondidas, me llevaba a comer un helado todos
los sábados.
Conforme fui
creciendo él empezó a convertirse en mi amigo, en mi confidente.
Ahora yo aparento
tener 18 años, la edad que ese tal Aro quería que yo tuviera para venirme a
buscar.
Pero ellos no
saben que ya la he alcanzado, los Volturi creyeron que debían pasar siete años
para llegar a ella, ya que Nahuel necesito ese tiempo para lograr esa
apariencia. Pero yo no, solo han pasado tres años y ya la poseo.
Mi tía Alice los
tiene vigilados. Dice que todavía no se han enterado.
Nahuel me ha
entrenado para pelear con los Volturi, todo esto a escondidas de mi familia,
pues a ellos no les gustaría verme luchar contra ese clan. Nos vamos todos los días
a las profundidades del bosque; él me ha enseñado buenas tácticas de pelea, es
un gran luchador. También me ha ayudado con mi don, mi velocidad y mi fuerza.
Él es un buen
guerrero, su don es poder ver el pasado de las personas con solo mirarla a sus
ojos. También tiene algo muy valioso, puede evitar que mi padre lea su mente,
es decir, puede mostrarle solo lo que él quiere que vea.
Sin duda, ser
entrenada por el es una suerte.
De pronto,
Toc, toc, escuche que alguien
toco mi puerta.
-Adelante. – Respondí
En eso entro mi tía
Alice con su caminado danzarín, que mis padres dicen que herede de ella.
-¡Hola cariño!,
disculpa por interrumpirte pero quería que bajaras a la sala, todos estamos
reunidos hablando de algo muy importante que se que te gustara. – Me dijo mi tía
Alice muy entusiasmada.
-¡Claro tía!- le
conteste con una sonrisa, aunque no tenia deseos de bajar pues esas reuniones
eran muy aburridas, sino fuera por Nahuel me quedaría dormida en cada una de
ellas.
Baje a la sala de
televisión con mi tía, todos estaban reunidos ahí tal y como ella dijo, mirándome
fijamente cuando entre.
Mis padres y
abuelos estaban sentados, mis tíos de pie; Emmett tenia abrazada a Rosalie,
rodeando su perfecta cintura; Jasper esperaba a Alice arregostado a la pared, y
Nahuel estaba en un rincón, mirándome con esos ojos claros y esa perfecta
sonrisa.
-Hija ven siéntate,
debemos hablar, tenemos algo para proponerte. – Me dijo mi padre haciéndome un
campo para sentarme entre mi madre y él.
-¿Sucede algo? –pregunte
algo extrañada por el misterio que todos se tenían.
-Hemos estado
pensando y todos hemos llegado a la conclusión de que volver a Forks seria una
buena idea.- Me respondió mi madre esperando ver mi reacción.
En ese momento sentí
como el corazón se me aceleraba, más de lo que siempre estaba, ¿Volver a Forks?
¿Revivir todos esos momentos? ¿Ver a mi abuelo, mi casa, la de mis abuelos, a
Jake?, no se cuanto tiempo permanecí en silencio, hasta que mi padre interrumpió
diciendo:
-¿Te gustaría
volver?
-Me da igual. –respondí,
aunque por dentro deseaba haber respondido “claro
que quiero regresar”
-No queremos
presionarte, pero como tú nos has contado que te gustaría ingresar a la
universidad, pensamos en inscribirte en una que esta en Forks, para que puedas
estudiar lo que desees. –Me dijo mi padre colocando su mano en mi hombro.
-Me parece bien.
– Fue lo único que respondí.
En ese momento
todos empezaron a hablar emocionados por ir a Forks, al parecer extrañaban ese
lugar.
Nahuel se mantuvo
callado y serio, me acerque a él…
-¿Vendrás con
nosotros, cierto?- le pregunte.
-No creo que sea
lo correcto, ustedes son una familia, yo solo soy un intruso. –Me respondió con
una gran tristeza en sus ojos.
-No quiero estar
lejos de ti, te necesito.
En eso mi abuelo
se nos acerco, al parecer había escuchado todo, porque le dijo:
-Nahuel ven con
nosotros a Forks, tú nos abriste las puertas de tu casa, ahora me gustaría
ofrecerte la nuestra.
-No se si deba
aceptar Carlisle, de verdad te lo agradezco.
-Di que si, tú
ahora eres un miembro de nuestra familia.
Nahuel se quedo
paralizado ante lo que le había dicho Carlisle, sus ojos comenzaron a brillar y
en eso me miro y dijo:
-Pues siendo así,
claro que acepto ir. – y una enorme sonrisa ilumino su rostro.
Ahora todo seria
perfecto, volvería a Forks después de tanto tiempo, y con mi mejor amigo.
-¿Cuándo
partiremos?- pregunte ahora sin esconder mi emoción
-Dentro de dos días.
– Afirmo mi abuela mientras abrazaba al abuelo.
-Pues creo que deberíamos
ir de compras- dijo mi tía Alice con una sonrisa picara
Todos rieron y
cuando me di cuenta estábamos abordando el auto mi tía Alice, Rosalie y yo,
para ir de compras.
IR AL CAPITULO OCHO
IR AL CAPITULO OCHO

No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comenten si les gusto el capitulo :)