2 de mayo de 2012

ESPEJO DE LUNA

CAPITULO 8: CONFESION






Confesión
Renesmee


Diez tiendas visitamos, y en solo seis compramos cantidades extremas de ropa, no me consideraba una compradora compulsiva, siempre que iba de Shopping me gustaba adquirir solo lo necesario, pero cuando iba con mis tias ellas se empeñaban en lo contrario.

¿Para que contradecirlas?, si lo hacia sabría como se pondrían y no quería hacerlas sentir mal.

Regresamos a casa con diecisiete bolsas de ropa, todos nos miraron con cara de les gusta tirar el dinero por la ventana, aunque la economía en nuestro hogar no era ningún problema.

Subí a mi habitación llevándome mis bolsas de ropa, pero no las acomode en el inmenso armario que había en mi habitación, ya que más bien debía hacer mi maleta para el regreso a Forks.

Estaba emocionada de volver, por fin estaría en casa de nuevo, en ese lugar donde pase los mejores momentos de mi corta vida. Apreté fuerte el collar que llevaba puesto, el que me había regalado Jake. No se porque quería ver a ese lobo, ¿a caso el quiso verme a mi?, estaba muy resentida con él por eso.

De igual forma no lo vería, los Volturi nos habían prohibido tener contacto con ellos.

Intente evadir esos pensamientos de mi mente y concentrarme en el viaje y en mi ingreso a la universidad. ¿Qué carrera escogería?, me gustaba mucho la música, el arte y la medicina. No estaba segura que elegir pero debía hacerlo porque ya faltaba poco para mi incorporación a los estudios.

Recuerdo que de niña el abuelo Carlisle me leía libros de historia, contándome todo acerca de la Primera y Segunda Guerra Mundial, también libros sobre arte, su historia, los pintores más famosos, además me enseñó un poco sobre medicina.

Después de lo que paso con Félix, un día en el bosque encontré a un perrito que se había clavado una astilla, el pobre se quejaba del dolor, recuerdo que saque la astilla y comenzó a sangrar, el olor de su sangre provoco en mi esa sed, pero no quería devorarlo, al contrario, lo traje a casa y lo curé; cuide de él por varios meses, hasta que un día un niño toco la puerta de nuestro hogar, pregunto si habíamos visto un perrito color canela, ya que se le había escapado hace tres meses, supe que era el que yo tenia y se lo devolví. El niño se fue muy contento y eso me hizo sentir bien.

Desde entonces me ha gustado mucho la medicina, ya no bebo sangre de animales, ahora solo consumo comida para humanos. Pero me da miedo ingresar a la facultad de medicina y perder el control.

Tenia que pensar muy bien lo de mi carrera.

Salí de la habitación para ir al estudio para un buscar algún libro que leer.

Me encontré a Nahuel en el pasillo.

-¿Para donde vas?- me pregunto curioso.
-Al estudio a leer un rato, es que estoy aburrida.
-¿Quieres venir un momento afuera?, me gustaría hablar contigo.
-Claro ¿de que quieres hablar?
-Ya lo veras.- dijo mirando hacia el piso, como si sintiera pena.

Estando ya afuera se puso en frente mío, sin despegar su mirada de mis ojos, pude notar que había algo diferente en él. Sus ojos brillaban de una manera exagerada.

-Renesmee debo confesarte algo.- me dijo algo nervioso.
-¿Es algo malo?- pregunte
-Depende de cómo lo veas.- dijo sonriendo. –Llevamos tres años de conocernos, y en todo este tiempo te has ganado mi cariño; lo que sucedió con Félix me hizo acercarme mas a ti, con una necesidad de cuidarte; cuando eras niña jugaba contigo, luego fuiste creciendo y poco a poco me fui ganando tu confianza y tú la mía. Ahora siento que las cosas han cambiado.- dijo y guardo silencio

Me quede escuchando en silencio sus palabras, viéndolo fijamente. Pero, ¿Por qué  dice que las cosas han cambiado?, a caso ¿ya no me quiere?

-¿A que te refieres con que las cosas han cambiado?- pregunte desconcertada.
-A que ya no siento el mismo cariño de antes, ahora te veo diferente, no como una hermanita, sino como una mujer. Estoy enamorado de ti Renesmee.- declaro rápidamente como si le faltara el aire.

Quede paralizada ante su confesión, ¿Nahuel enamorado de mi?, después de tanto tiempo de ser amigos ¿era esto posible?

No supe que responder, solo lo mire fijamente sin hacer ningún movimiento, estaba casi en shock.

-¿Qué piensas Renesmee?- me dijo desesperado por una respuesta.
-Es que no se que decir.- confesé.
-Se que no te lo esperabas pero las cosas se dieron así.- dijo sonrojado –me gustaría saber si te parece que empecemos a tratarnos de otra forma, como algo mas que amigos.- me propuso
-¡Oh Nahuel!, no se que decir de verdad no me lo esperaba, pero tú y yo somos solo amigos, y no me gustaría perder tu amistad, creo que es mejor que sigamos como siempre.- le respondí, se que había sido dura pero siempre me había gustado hablar con la verdad.
-Si es lo que quieres lo acepto, pero te advierto que no me rendiré hasta conquistarte.- dijo tomando mi mano para besarla. –Eres hermosa.- concluyo.
-Creo que debo entrar- afirme todavía un poco sorprendida por la noticia.

Entre a la casa y mi familia estaba en la sala,  todos me miraron paralizados, al parecer habían escuchado todo.

Era difícil convivir con vampiros, no podías tener privacidad.

-Bueno ya lo saben, y no quiero tocar el tema.- dije duramente antes de que comenzaran con el interrogatorio.

Subí a mi habitación para meditar lo que había pasado, pensé toda la noche en lo que Nahuel me había confesado, todavía no lo podía creer. Pasaron las horas y seguía dando vueltas en mi cama, hasta que logre conciliar el sueño.


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